Mi primer post navideño, ¡qué ilusión! Normalmente, en casa montamos un pequeño abeto artificial y lo cargamos de bolas, tiras de colores y muñecos de navidad. El año pasado, con los tirones de la pequeña, que tenía 2 años, se quedó medio calvo y decidimos darle descanso eterno. A estas alturas, aún no lo hemos substituido y nos hemos encontrado sin Belén ni árbol. Debería darme prisa, porque llegará la navidad, vendrá Santa Claus y no sabrá dónde dejar los regalos.
De momento, ayer decidí hacer unos arbolitos comestibles para ir creando ambiente navideño en casa. Y, con la excusa, sacar ya los adornos y dejar a mi pequeña chef boquiabierta. Y la reacción más graciosa ha sido la de mi abuela: “¿Y no se pueden dejar así, sin comer?” Pues no se han quedado así, ¡de ayer a hoy ya han desaparecido!