Quien la sigue la consigue. Después de tres intentos, estoy muy contenta porque por fin puedo decir que me he comido unos macarons hechos por mí. No me cabe la camisa en el cuerpo.
Ya podéis ver que no son nada del otro mundo, pero estoy muy orgullosa porque se han hecho de rogar y aún queda muchísimo por mejorar y perfeccionar. ¡Todo llegará!
Primero de todo, quiero dar las gracias a los dos tutoriales que he hecho servir y que me han guiado como una Biblia. Aquí los tenéis, seguro que también os irán de perlas: Aliter Dulcia y La Dulce Magdalena.
¡Gracias Isabel y Magdalena por vuestros consejos!¡Sois unas cracks!
Paso a resumir un poco el procedimiento y los ingredientes que he hecho servir.
- 1 clara de huevo a temperatura ambiente
- 60 gr de azúcar glas
- 40 gr de almendra molida
- 10 de azúcar blanquilla
- Extracto de vainilla
A tener en cuenta sobre los ingredientes:
- Clara de huevo:
- Azúcar glas:
Industrial, nada de molerlo en casa, que no queda igual. El industrial tiene una pequeña cantidad de almidón de maíz, lo que hace que la masa no quede tan húmeda y el acabado sea más suave.
- Almendra molida:
No la he probado a moler en casa, pero según Isabel y Magdalena, suelta un poco de aceite que las apelmaza. Utilizo la marca del Mercadona porque está bastante molida pero seguro que encontráis otras igual de válidas. La he llegado a comprar a granel en tiendas especializadas en repostería pero no es tan fina y cuando las tamizo me dejo medio paquete en el colador.
Se tamiza el azúcar glas con la almendra, de 2 a 3 veces mínimo, y se desecha lo que quede en el tamiz o colador (nada de tirarlo, ya nos servirá para otra cosa). Con el tamizado se incorpora aire y la textura de los macarons queda más suave.
Se bate la clara a punto de nieve muy firme. Fue uno de lo errores que cometí la primera vez. Al no batirla bien firme, la masa de macarons me quedaba líquida. La clara debe quedar de manera que en sacar las varillas, formen un pico y no se caiga al bol. Ahora, añadimos el colorante, si queremos ponerle. Yo no le puse esta vez. También le agregamos el extracto o el aroma deseado.
Echamos la mezcla ya tamizada del azúcar y la almendra sobre las claras. Primero un poquito y, una vez bien integrado, echaremos el resto con cuidado. Pero, ¡sin miedo!
La masa debe quedar bastante lisa, pero no líquida (lo que me pasó las primeras veces). Dejad de mover en cuanto todos los ingredientes estén bien mezclados, evitaremos que se bajen las claras.
Ya podemos repartir la masa con la manga pastelera en la placa que irá al horno, dejando una separación entre ellos para que circule el aire y el calor. Los montoncitos deben ser de unos 3 cm de diámetro.
Un paso muy importante (y que me salté la primera vez) es que los macarons crudos deben reposar en la bandeja, destapados y en un lugar seco y cálido antes de ser horneados. ¿Para qué? Pues para que se sequen y no dejen pasar el calor cuando los pongamos en el horno. Esto provoca una costra lisa y crujiente y hace que la masa suba, formando ese pie tan peculiar de los macarons. Se recomienda un reposo a partir de una hora. Yo lo dejé toda la noche para asegurarme el éxito. Iré probando varios tiempos.
Lo hornearemos en medio del horno a 150ºC durante 12 minutos aproximadamente. Cuidado no se tuesten.
Sobretodo, nada de sacarlos del papel de horno hasta que estén completamente fríos. ¡Se rompen! Digamos que, del total de la receta, sólo sobrevivieron 10 (5 parejas de macarons). Y los otros, con la excusa que estaban rotos, ¡me los comí todos!
Una vez fríos los podemos rellenar de lo que más nos guste. Yo lo hice de la crema pastelera que utilicé para el pastel. Pero podéis probar con crema de limón, buttercream de vainilla o crema de moka (y mil variedades más).
Espero que os animéis a hacerlos y pensad que, si no salen a la primera, siempre os quedaran unas deliciosas galletas de almendra.
1 comentario:
Porq tiene q estar envejecida la clara de huevo? Saludos desde mexico! :)
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